el aprendiz de brujo (163): librerías

Fragments de vida

¿Cuánto hace que no sales
a comprar un sueño?
Me refiero
a uno de esos sueños que
al principiolibreria
caben en el bolsillo
y van creciendo según caminas
hora tras hora
hasta adquirir la proporción
de un continente desconocido
o una selva inexplorada
uno de esos sueños que se saborean despacio
como los caramelos duros
y se acarician
con cuidado
no vayan a borrarse
antes de cumplirse del todo
y no
no hablo de una quiniela
o un billete de lotería
hablo de un sueño
de esos que se venden
encuadernados
¿o es que en tu barrio
no hay tienda de sueños?

Autor: Mayte Sánchez Sempere

Fuente original: http://lalibreriadechelo.wordpress.com/2014/04/09/tienda-de-suenos/

¡Gracias Chelo por compartir el regalo de Mayte!

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poemas de amor, versos húmedos (XII)

Fragments de vida

DESEOS
Xi Pan - 15
Una mano
y un pincel,
y todos los poemas de amor
escritos en tu piel
para ser devorados
-sin piedad-
por mi lengua,
en intento
-vano-
de aprender
a desear tu corazón,
además de tu cuerpo.

Autor: Libe Li

Fuente original: http://libelia.blogspot.com.es/2014/09/deseos.html

Ilustración de Xi Pan

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Hace tiempo que no creo en el flechazo;
esa carga frenética que te vuelve idiota
y te arrastra hacia lo desconocido para acabar atrapado
entre barrotes insospechados.

Creo en el sentimiento que va creciendo despacito,
el que te hace cómplice y amigo,
ese que un día te sorprende deseando su boca
y te coloca en la cuerda floja.

A medio camino entre la realidad y el sueño.

Autor: Anna Benítez del Canto

Fuente original: http://annamilos.blogspot.com.es/

POEMA 13 («DESEO, DESAMPARO Y DESPUÉS»)

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Él muerde mi hambre de palabras

y bebe este silencio

que me humilla

y me quiebra,

y me desgarra.

Debajo del puente,

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Eras

Las luces de la ciudad se van haciendo más y más grandes, mientras transitamos esa ruta larga y recta, entre risas y silencios, con los párpados pesados por no dormir. Te escuchás como antes lo hacías, con esa sonrisa a punto de formarse entre tus labios. Nuestras manos rozan el aire, sin tocarse, y nuestros ojos perdidos en el cielo, en los árboles, en las sombras que se dibujan en cada esquina del lugar.
Los ojos se me ponen llorosos, pero me reprendo a mí misma, sabiendo que no debo llorar para no darte el gusto, porque sé que esperás el momento donde demuestre que me duele… Recordé, breves imágenes, instantes marcados para siempre en mi memoria. Eras vos viéndome llorar por primera vez en esa noche de abril, cuando aún no me conocías lo suficiente como para acercarte a preguntarme que qué me pasaba, y respetaste mi espacio y me dejaste llorar. Eras vos, conmigo, saliendo a pasear en los días de lluvia. Eras vos viajando en auto con nuestros amigos, riendo en un ambiente raro, mezclado de hostilidad, buen humor y nostalgia. Eras vos conmigo en el parque, hablando, y riendo, y estando en las hamacas; y yo enterrando tu computadora en la arena. Eras vos acompañándome a hacerle los mandados a mi madre. Eras vos y también yo, volviendo a nuestras casas, porque siempre podíamos recorrer el mismo camino. Eras vos viniendo a mi casa en una noche donde la lluvia no cesaba, y te sentabas a mi lado bajo las escaleras, hablando de la vida. Eras vos caminando conmigo por el centro de la ciudad, contándome tus secretos. Eras vos dibujando en mis hojas, cuando yo estaba enojada, y me ponía a escribir parar que ignorarte sea más fácil. Eras vos y yo a tu lado, cuando tenía ganas de seguirte hasta el fin del mundo. Eras vos invitándome a salir con tus amigos. Eras vos haciéndome defenderte siempre, sin siquiera proponertelo. Eras vos dándome la mano cuando tenía miedo. Eras vos corrigiéndome cada vez que me equivocaba. Eras vos haciendome reír. Eras vos riendo. Eras vos. Eras.
Para de repente irte y hacer como si nada.
¿Qué puta tenía que hacer luego yo, con el vacío y con las ganas?
Te convertiste en quien me ignora en las fiestas. En quien decidió quererme por una noche. En quien me había mentido. En quien había decidido que yo no valía la pena. En quien yo no podía echarle culpa alguna por su comportamiento de hijo de puta. En quien me dejaba a veces con un poco de insomnio, preguntandome por qué las cosas sucedieron así. En quien no tenía mucho interés en mí. En quien me dio un mejor amigo para luego quitármelo.
Dolió, dolió como para no volverte a ver.
Pero acá estoy, con las manos escondidas en los bolsillos, apretadas en puños, contestando por fin a tu voz, dejando de sobrefingir que no te estaba prestando atención… si vos supieras.
Si vos supieras, yo no estaría acá, escribiendo, con los ojos hinchados y las ganas sin inspirar. Si vos supieras…

Palabras Malditas

Nos hemos vuelto a ver

como dos extraños

que siguen de largo

en el cruce de algún camino

Y la duda se fue detrás de ti

mientras yo chocaba con el muro de mi soledad

por ver si es que volteabas.

Y lo sé

fui yo quien se alejó

dejando sin responder esa pregunta tacita

pero, si, te amo.

Ambos somos culpables de esto

Yo por no hablarlo

y tú por no saber escuchar mis silencios…

no sé ¿lo ves?

Y ahora somos dos extraños

que no saben quién es quien

que no saben si todo lo que termino

termino bien

si es que acaso termino.

Sin un hola no hay adiós,

Y aunque fuimos un solo ente

ahora solo somos dos

que al encontrarse siguen de largo

sin detenerse a oír su voz

ni ver esos destellos

que antes compartían nuestros ojos

al vernos el uno al otro…

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Palabras Malditas

Tengo cada segundo

un pensamiento sobre ti

tengo todos estos libros

que parecen hablar de tu mirada

tengo miles de versos

que no he escrito

tengo sueños sobre un futuro beso tuyo

que ya necesito,

tengo cada día más recuerdos

de los minutos que ocupé a tú lado

tengo muchos motivos para recordar

tengo pocos motivos para sentir

no te tengo a ti

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Blancanieves

La niña ingenua en espera de su hombre,
la que lo quería todo caído del cielo,
la que confiaba ciegamente,
la que entregó su corazón.

Y en cada devolución le faltaba un pedazo.

Blancanieves, la niña de piel tan clara
y mirada ausente, perdida en el horizonte.
¿Qué buscás de la vida cuando sólo sabes soñar?
Los cuentos de hadas no existen.

Tampoco los finales felices.

La princesa se acostumbró a la sal de sus lágrimas,
a vivir en una realidad que era tan diferente de lo que quería,
a desilusionarse una y otra vez, como si fuera divertido,
a que el pecho le duela cuando intentaba dormir.

Porque a veces el vacío y la soledad también duelen.

¿Existirá entonces, alguien que haya nacido para salvarla?
No de esa vida, sino de esa ingenuidad que tanto la dañaba.
Quien fuera el hombre que ella necesitaba, no iba a traerle flores,
iba a traerle traición, puñales, manzanas envenenadas.

Ella requería perdición para ser salvada de sí misma.

Podría haberse podrido como una fruta esperando sentada,
incluso hasta cuando cerraba los ojos para descansar
contaba las horas que faltaban para que su príncipe viniera.
Jamás fue feliz, la pobre Blancanieves.

¿Cómo ser feliz cuando vivías atada a una utopía?

Cuando uno vive por amor, para amar y ser amado,
termina así, sin nada entre las manos. Simple ausencia.
Desperdiciaste tu vida en algo que no lo valía, felicidades.
Todos aprendamos de la ilusa que no razona.

Sabemos la lección ahora: «No dar importancia al amor.»

Pero cuando lees eso, ¿no te quita un poco de esperanza?
¿No tenemos todos un poco de esa necesidad en el fondo de nuestra mente?
¿Por qué la realidad es tan diferente a los libros?
¿Por qué si puede haber dolor, y muerte, y terror, no puede haber amor?

Es cuestión de suerte, mis queridos.
Lamento decirles, que no ha sido muy buena para nosotros.

La niña de ojos tristes

Muchacha de cabellos largos,
y voz reservada.
A veces dice mucho, y otras tantas dice nada.
No sabe mentir, pero no quiere decir la verdad.

Ella se da cuenta que todo está mal,
porque llora por las noches y duerme horas de más,
no piensa en lo que viene por miedo a fallar
y ha deseado la muerte, ¡y a tan temprana edad!

Detesta el silencio porque escucha las voces
que le dicen cosas que no quiere escuchar.
Entonces siempre mantiene la música en altavoces
y canta canciones cuando se va a duchar.

Las lágrimas se le escapan cuando nadie más la ve
y sueña con que alguien la rescate de una vez,
de esa horrible realidad donde ser feliz no puede,
pero quiere, cómo quiere.

Dibuja precioso, y la verdad entiendo la relación
entre esta chica y el arte,
si ella misma lo es,
podría escribir sobre ella el resto de mi vida sin cansarme.

No ha tenido una vida fácil y su carácter no siempre es el mejor,
pero es compasiva y te escucha,
le va a interesar no ver a los demás peor de lo que se ve ella,
es casi una meta.

Se ve bonita ¡y vaya que lo es!
Pero al final del día, siempre se ha despreciado
más aún cuando se mira al espejo,
y se ve con esos oscuros y vacíos ojos.

Podría decir que es la niña de los ojos tristes,
la verás levantándose de madrugada para salir a correr,
y tomando café con leche y chocolate,
porque son esas cosas las que la mantienen viva.

Pequeñas dosis de felicidad,
que ahogan un poco la tristeza que la ahoga a ella.
Esa es su medicina,
y me alegra que se esté curando.

¿Qué los diferencia a ambos?

Me encontré de nuevo con el amor, el que una vez le perteneció a él.
Ahora otro era dueño de mi corazón, y podía hacer tan fácilmente una lista de las cosas que los unían y los separaban.

Esos ojos oscuros y llenos de chispa, esas sonrisas que podían provocarme terremotos dentro, y ese peculiar gusto y talento para la música.
Uno amaba cantar, al otro le daba vergüenza.
El primero prefería las chicas para una noche, el otro quería alguien con quien las cosas funcionaran.

Tenían miedos, y sueños, que no se parecían, pero eran reales.
Había uno que deseaba dedicar su vida a la música, y uno que quería una vida de oficina.
Ambos se divertían con la música, y tenían facilidad para la matemática.
Existía el que gustaba de vivir en la gran ciudad, y quien elegía los lugares tranquilos.

Los dos me robaron y luego rompieron el corazón, pero uno lo hizo con indecisión, y el otro determinado.

Honestamente, no me arrepiento de nada, porque no hay persona en el mundo que no se muera sin cicatrices, y haber sido pensada y destruida por ellos no estuvo tan mal.
Me gustó lo que provocaron en mí, era algo a lo que no estaba acostumbrada, y lo disfruté.

Y cuando dejé de tener ese dolor, mezclado con placer, lo seguí pidiendo.

Quizás fue eso lo que me hizo enamorarme una segunda vez, o quizás no.
Pero sea cual sea la verdad de mis actos, hay cosas que no puedo cambiar…
Como las madrugadas en las que no podía dormir a causa de mis ganas de llorar, o las veces en que sentía qué tan vacío tenía mi pecho.

Las veces que me inspiré en ellos para escribir algunas líneas, y las canciones que podría haberles dedicado, ¡cuántas eran!
Me quedan algunas noches de insomnio por estrenar, y algunos pañuelos descartables que mojar con mis lágrimas, aún la almohada no me ha escuchado llorar tantas veces.

Probablemente me he terminado acostumbrado a la desilusión, y es por eso que no me interesa olvidar todo, cambiar de aires.
¿O será miedo? Miedo de esperar que las personas realmente puedan amarme, porque… ¿supe alguna vez lo que era ser realmente amada?

Estamos en la misma frecuencia.

Vos y yo sabemos qué se siente,
porque ambas lo hemos vivido,
hemos experimentado ese vacío dentro
y las ganas de llorar que no se quitan.

Pasamos noches enteras desveladas,
preguntándonos porqué jamás funciona
y dónde se esconde el amor
que nunca pudimos encontrarlo.

Intentamos tantas veces conseguirlo,
arriesgamos nuestro tiempo y nuestro cuerpo,
nos dimos a quien no supo valorarnos,
y ya es tarde para arrepentimientos.

Porque ahora no nos queda nada,
más que el saber que nunca fue sincero
el decir que nos querían, ¡malditos ellos!
Y creerles, oh mi Dios, ¿qué hemos hecho?

Y aunque tuvimos un desastre de pasado,
y la suerte no quiere complacernos,
nosotras seguiremos adelante,
cabeza en alto, garganta ardiendo.

¿Dónde estaba él cuando lo necesité?
Revolcándose en un sucio cuarto a oscuras,
sin pensarme siquiera una vez,
y al final, ¿por qué lo haría?

Nuestra voz aún sigue gritando,
que las desgracias no fueron merecidas,
y decimos: ‘te entiendo, a mí me pasa’,
estamos en la misma sintonía.

Qué triste el olvido sin sentimientos,
o quererte y que nunca seas mío,
qué triste la tortura sin rescate,
o extrañarte y seguir sin compañía.

Esperaba al menos un pretexto,
para dejarme nadando en aguas frías,
tu presencia fue sólo muerte lenta,
y tu ausencia agota más mis días.

Quizás, nos salvemos si empujamos,
si tratamos de flotar y defendernos,
pero ¿qué haremos mientras tanto?
Mientras el corazón almacene nuestros miedos.

El recuerdo de una fragancia nos persigue,
nos invade y no podemos quitarla,
cerramos los ojos, cansadas.
Preferimos resignarnos, destrozadas.

¿Y si te extraño? Volveré

¿Qué es lo que me mantiene
en este torbellino de emociones encontradas?
Si yo decidí alejarme para que no tuvieras problemas,
pero esperaba que al menos fingieras un poco de pesar.

Se te hizo fácil pasar por alto que te quería,
y cada una de las horas que nos hemos pasado hablando,
que han sido más de las que hubiera esperado,
y más de las que preferías.

Entonces ¿cómo decir que fue un juego justo?
Cuando ganaste sin siquiera poner las fichas,
y fui yo quien jugó sus cartas para que tengas la oportunidad final
¿Y cómo acabé? Perdiendo.

La suerte me cobró los besos que te dí,
las caricias que te pedí en las noches que pasamos juntos,
los suspiros que me quitaste con tus manos
y las miradas que nos robamos el uno al otro.

¿Qué es lo que está sucediendo ahora?
Pensé que al menos quedarían las sobras de nuestros encuentros,
pero ni eso.
Nada quedó a excepción de la amargura en mi boca.

Tus labios sabían a gloria,
y tus manos me elevaron al cielo,
en tus brazos había encontrado refugio
y en tu pecho podría descansar para siempre.

Nuestra canción favorita acabó, y me quedaron cosas sin hacernos,
posibilidades sin darnos, momentos sin querernos.
¿Y ahora?
Cada uno sigue su camino, sin volver la mirada, ni una sola vez.

¿Pero si te extraño?
Volveré corriendo, deshaciendo mis pasos, intentando acercarme.
Aunque te sigas separando de mí y yo me canse,
volveré.

Qué lástima el no volverte a tener,
pero si igual nunca te tuve.